¿El líder nace o se hace? – Según la Biblia

¿El líder nace o se hace? Con frecuencia esta pregunta suele surgir entre cristianos cuando se conversa sobre temas relacionados con el liderazgo. Es normal que en algún punto de tu vida hayas tenido esta inquietud en tu mente, sobre todo si sientes el llamado a liderar algún grupo, organización o ministerio dentro de tu iglesia. Aquí te ayudaremos a resolver esa duda para que puedas adoptar una postura correcta acerca de este tema. 

¿El líder nace o se hace?

En cualquier disciplina, no solo en el liderazgo, todos tenemos habilidades innatas que necesitan ser desarrolladas para manifestar su máximo potencial. Los especialistas indican que el 70% de las habilidades de los humanos son trabajadas, es decir que se adquieren o se aprenden con el tiempo, a través de experiencias, estudios, influencias del entorno, etc. 

Por esa razón, podemos afirmar que todos tenemos la oportunidad de convertirnos en líderes porque contamos con ese potencial. Esto lo sustentamos con el pasaje que se encuentra en Salmo 8:4-6:

4 Digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, y el hijo del hombre para que lo cuides?

5 ¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y majestad!

6 Tú le haces señorear sobre las obras de Tus manos; todo lo has puesto bajo sus pies.

Con eso en mente podemos entender que los líderes cristianos no nacen, sino que se hacen en la medida que se van acercando a Dios y se entregan a su servicio. Asimismo, el aspirante a líder debe renunciar a los placeres de este mundo para darle el poder a Cristo de formarlo cada vez más a su imagen y semejanza.

El apóstol Pablo le recuerda a su hijo espiritual Timoteo en una carta pastoral, que procure presentarse a Dios aprobado para que pueda demostrar que está capacitado para ejercer un servicio o tarea para el señor para luego dar cuenta de ello sin ser avergonzado. Es por eso que decimos que el líder debe formarse y en ese proceso la iglesia juega un papel fundamental para poder engendrar hijos espirituales capaces de liderar la obra del Padre Celestial.

¿El líder nace o se hace? - Según la Biblia

La historia de Saúl y David nos deja una gran moraleja

En el punto anterior logramos aclarar el porqué fijamos nuestra posición sobre qué los líderes cristianos se hacen y no nacen. Ahora queremos respaldar nuestra afirmación con una historia que se encuentra en la Biblia y es la de Saúl y David.

Ciertamente las apariencias son muy engañosas, hay personas que pueden demostrar tenerlo todo para poder ejercer un excelente liderazgo, sin embargo la verdad puede ser muy distinta, porque esas personas no siempre consiguen realizar un buen trabajo, pues dejan de trabajar para potenciar sus habilidades y desarrollar otras nuevas. Esto fue justo lo que sucedió con Saúl, a quien en todo el pueblo miraba con gracia y por eso lo pidieron como rey. Todos esperaban que su gestión fuera la mejor, ya que podían observar muchas virtudes en él. 

A pesar de todo ese potencial, no pasó mucho tiempo para que Saúl se desacreditara a sí mismo. Por lo que Dios designó un nuevo líder, que era David un hombre que tenía un corazón conforme a su voluntad. 

¿Por qué si David parecía más débil tuvo más éxito que Saúl? Ambos tenían el potencial para realizar un buen trabajo como líderes, Saúl perdió el enfoque y no se concentró en desarrollar esas virtudes por las que Dios lo había colocado como rey. Por su parte David elevó su liderazgo reconociendo sus fracasos y pidiéndole a Dios perdón y bendición.

¿El líder nace o se hace? - Según la Biblia

Como respuesta a la pregunta ¿El líder nace o se hace? Podemos concluir en que definitivamente se hace y en un contexto cristiano un creyente logrará tener un liderazgo de gran impacto solo si se aferra a la presencia del Señor y le permite moldear su carácter y camino. 

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